SI los romanos invadiesen Galicia en la actualidad y no en el 22 a.C., subidos al monte Medulio probablemente se sorprenderían de ver enormes chimeneas, contiguas a inmensas explotaciones mineras de carbón, gigantes molinos de viento y extensos embalses que fragmentan los ríos más caudalosos e inundan los fértiles valles, el Sil en especial. Hablamos de dos centrales térmicas, una refinería, treinta y cinco embalses y ciento sesenta y cinco parques eólicos. Si supiesen del valor de lo producido por estas construcciones quizás renunciasen a derribar las Médulas en busca de un oro agotable, al haber encontrado un tesoro sin fin en forma de energía renovable.  https://bit.ly/2VOwPle

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