Quizás exagere el FMI. Ni el crédito crece, ni se ha relajado la regulación, ni se observan como antes grúas en los high line de las ciudades o múltiples adosados en las laderas de sus afueras. Pero es cierto que el precio de la vivienda, salvo en Galicia que disminuye, crece por encima del 6%. Bien pudo haber alertarnos en 2005.
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